Amanecía …En la estancia “Los Cardales” empezaba la yerra, para la peonada era un día de fiesta. Vestían bombachas, botas de cuero, corralera, un sombrero bien aludo, un pañuelo anudado al cuello…
Terminada
Acostumbrado a usar el lazo, pialar o voltear a uña, me entreveré en la volteada ,hocicaron los becerros en cada pial, el capataz marcó con hierro a fuego.
Finalizando la faena, se disfrutada de una larga mateada, así estábamos cuando apareció el patrón, hombre alto, corpulento, vestía camisa de plancha, bombacha de tela fina, botas largas, saco ajustado al cuerpo, un sombrero ranchero cubría su cabeza y a su cuello lo decoraba una pintoresca corbata. Sus blancas manos con anillos de oro, una piedra cubría media mano. Arrogante y sobrador con voz aporteñada, le ordenó a un peoncito que traiga la tropilla del corral, y con voz de importante se dirigió a la peonada: “ tengo veinte patacones, buena plata , pal que monte al doradillo y lo traiga de vuelta a su punto de partida”.
La peonada conociendo la bravura del reservado, no le dio importancia al pedido, el patrón frunció entonces el ceño y murmuró : “ son flojos” , pero yo haciendo alarde de mis veinte años saqué el lazo de cuero trenzado en ocho, silbé en el aire, arrimé el doradillo al palenque, acomodé el apero, calcé un par de espuelas , me enhorqueté sobre el lomo del indomable animal, me encomendé a Dios, entre alaridos y carcajadas enfilé pal potrero del bajo entre corcoveos y bufidos, sin pegar ni un azote ni arrimarles las lloronas .
Con tranco cansido, lo llevé otra vez para el corral de donde había salido , se lo acerqué al patrón y como yo no era pendenciero, con voz entrecortada, le dije: patrón, aquí tiene, móntelo al doradillo, ya está domado .
( Recuerdos de Idelso Badariotti )
YERRA
La luna gorda se escondía
el lucero resucitaba,
el alba luminosa se presentaba.
Se abrió la tranquera.
¡ Todo listo para la yerra!
Espectáculo singular
de nuestras pampas argentinas
con emoción y policromía.
Enlazado y maneadas
patas quietas atadas,
el bovino esperaba la marca
del propietario .
Rajadura cortando
en dos las orejas.
Dolor por la quema
del hierro candente
es la marca a fuego.
en el cuero de sus caderas.
En el pequeño encierro,
los terneros
capturados con el lazo
destinado a la castración,
sus testículos perderán
y el crecimiento muscular.
asegurado estará.
poema de Stella Maris Taboro
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